lunes, 14 de julio de 2014

El bulto


         Federico se ha levantado esta mañana con un bulto en la cabeza, con un bulto que lo ha hecho pensar, que lo ha hecho pensar si el bulto se lo ha hecho el pensar, o el no pensar, o si pensar en el bulto va a dejarlo sin bulto o sin pensar. El caso es que el bulto ha amanecido en su cabeza, y después, entre leche y galletas, se le ha movido. El bulto de la cabeza ha escapado al cuello, y del cuello se ha marchado a todas partes. Y la vecina le canta:

          “Me corre por la pierna, me corre por el brazo,
          me corre por la espalda, arriba y abajo...”

         Pobre Federico, pobre tontorrico, que no sabe si el bulto se lo ha hecho el pensar, o el no pensar, o si pensar en el bulto va a dejarlo sin bulto o sin pensar. Pobrecico, pobrecico Federico, que se ha levantado esta mañana con un bulto en la cama, con un bulto que lo ha hecho inquietar, que lo ha hecho inquietar, pues no sabe si el bulto en la cama es su esposa o un producto del pensar, del pensar en su cama sola, sin esposa, sin ronquido, sin amar. El caso es que el bulto ha amanecido en su cama, y después, entre huevo y panceta, se le ha movido. El bulto de la cama ha escapado al armario, y del armario se ha marchado a todas partes. Y la niña del tercero le canta:

           “Me corre por la pierna, me corre por el brazo,
           me corre por la espalda, arriba y abajo...”

         Pobre Federico, pobre inocentico, que no sabe si el bulto es su esposa o un producto del pensar, del pensar en su cama sola, sin esposa, sin ronquido, sin amar. Pobrecico, pobrecico Federico, que se ha levantado esta mañana con un bulto en el pijama, con un bulto que lo ha hecho extrañar, que lo ha hecho extrañar, pues no sabe si el bulto es su barriga o un producto de extrañar, de extrañar a sus novias viejas, a las guapas, a las feas, a las pelonas sin cejas. El caso es que el bulto ha amanecido en su pijama, y después, entre vino y croquetas, se le ha movido. El bulto del pijama ha escapado al calcetín, y del calcetín se ha marchado a todas partes. Y la señora del médico le canta:

         “Me corre por la pierna, me corre por el brazo,
         me corre por la espalda, arriba y abajo...”

         Pobre Federico, pobrecico.


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