Apareció de pronto, de entre un revuelo
de risas y aromas de primavera, y cogió prestado un corazón. El mío, que ahora
late de puntillas, temeroso. Apareció de pronto, de entre un revuelo de
recuerdos quebrados y aromas de viejas canciones, y cogió prestado un corazón.
El mío, que ahora late de puntillas por ella, muerto de miedo. Apareció, de
pronto, y dibujó nubes nuevas en un cielo nuevo. Y dibujó una vida nueva.
La joven de verde traza un camino en la
arena. Con cada uno de sus pasos, el futuro se deshoja. La joven de verde
acaricia con los dedos las agujas del reloj, las detiene y las empuja, las
sumerge en el estanque y las arroja después al vacío, y el futuro se deshoja.
Mi futuro, que ahora late de puntillas, temeroso. La joven de verde traza un
sendero en la arena. Con cada una de sus sonrisas, el pasado se enturbia.
Acaricia con los dedos el llanto de un niño, lo consuela y lo acuna, lo sumerge
en su quietud y lo envuelve después con sus besos, y el pasado se enturbia. Mi
pasado, que ahora languidece atrapado en una bruma densa y gris. Y yo, muerto
de miedo.
Si pudiera, que no puedo, correría
hacia el abismo. Si pudiera, embarcaría mis sueños en el antojo de un invierno
de hielo y nieves frías, pero no puedo. Si pudiera, si quisiera, pero no
quiero.
Apareció de repente, de entre un
revuelo de esperanza y aromas de medianoche, y cogió prestado un corazón. El
mío, que ahora late descalzo y de puntillas, sonrojado. Apareció de repente, de
entre un revuelo de ternuras marchitas y aromas de viejos cafés, y cogió
prestado un corazón. El mío, que ahora late descalzo y de puntillas por ella,
muerto de miedo. Apareció, de repente, y escribió versos nuevos en un mañana
nuevo. Y escribió, para mí, una vida nueva.
Si pudiera, que no puedo, navegaría
hacia el más terrible de los abismos. Si pudiera, embarcaría mi ilusión en el
antojo de un infierno de fuego y cristales rotos, pero no puedo. Si pudiera, si
quisiera, pero no quiero.
La joven de verde, con cada uno de sus
pasos, desgarra el lienzo viejo de otras vidas y traza un camino en mi arena. Y
yo, muerto de miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario