Quien yo persigo, por quien las yemas
de estas torpes manos se tiñen de tinta azul cada mañana, por quien este torpe
y descompasado corazón late febril; quien yo anhelo empeñado, por quien los
últimos fragmentos de cordura marcharon sin portar equipaje, por quien este
débil y melancólico suspiro se rasga, día tras día, con achaques moribundos.
Quien yo quiero, a quien yo quiero. A
ella, que adorna su desprecio con destellos suaves de luna.
El mundo gira, y con él giran también
mi deseo y mi desdicha. El mundo gira, con su dolor, su gente y sus vientos, y
con él, muertos de miedo, mi deseo y mi desdicha. El mundo gira, vertiginoso y
fugaz, alegre y descarado, ruidoso y encabritado, y con él, atrapados en su
corriente, giran también, avergonzados, muertos de miedo, mi deseo y mi
desdicha.
Quien yo quiero, a quien yo quiero. Por
quien esta vida de esperanzas, gota a gota, se desangra. A ella, que adorna su
castigo con el castigo de su silencio. Y con destellos suaves de luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario